La primera vez que oí hablar del aceite de argán fue hace
díez años durante un viaje a Marruecos donde, en una visita guiada a una tienda
de cosmética natural, nos informaron de varios productos entre los que se encontraba
este supuesto líquido utilizado desde tiempos inmemoriales para obtener la
juventud eterna. No lo compré. El precio era muy elevado para un supuesto serum
que no se comercializaba demasiado en España.
Ahora cual ha sido mi sorpresa que raro es el sitio donde no
encuentras aceite de argán. Incluso hay stands en el metro donde te lo ofrecen
a muy buen precio.
Pero al igual que con otros cosméticos, no todo vale y no es
lo mismo un aceite de argán que otro.
Pero… ¿cómo saber que no me están dando gato por liebre y
que de verdad estoy invirtiendo en el verdadero?.
Lo primero que debes saber es que el aceite de argán es un
aceite en seco que se absorbe muy rápido, por lo que si te cuesta que el
producto penetre quizá no sea argán puro o su calidad sea bastante dudosa.
Penetra muy rápidamente y no tiene una textura viscosa si no ligera y untuosa.
Lo segundo es su color. Es más clarito que el aceite de
oliva virgen pero traslúcido. No fiarse de aceites demasiado claritos ni
demasiado oscuros.
El tercer punto que tienes que tener en cuenta es su olor.
Carece del mismo, señal de que ha sido prensado en frío de semillas no
tostadas, manteniendo todos sus beneficios.
Aunque lo mejor a la hora de seleccionar un buen aceite de
argán sea quizá confiar en una buena marca ecológica que se encargue
prácticamente en exclusiva de su fabricación.
Es un aceite difícil de obtener, cuyos árboles originales se
encuentran tan sólo en el sur de Marruecos, por lo que el hecho de que ahora
haya aceite de argán en cualquier marca nos puede hacer sospechar que no todos
son igual de buenos. Su fuerte demanda en Europa ha hecho que muchas firmas
cosméticas no comercialicen el auténtico, utilizando para ello precios mucho
más asequibles de lo que normalmente nos costaría el aceite puro.
En las farmacias y parafarmacias puedes encontrar aceites
muy buenos ecológicos donde también notarás la diferencia no sólo en los
beneficios que obtendrás en la piel si no también en el bolsillo. Pero como
siempre os digo, en productos buenos, que te van a durar mucho tiempo es donde
de verdad debes invertir.
¿Si mi aceite proviene de Marruecos será más auténtico que
cualquier otro? Pues la verdad es que no. He leído en muchos artículos que
tanta ha sido la demanda del producto que muchas veces venden aceite de cocina
como auténtico aceite de argán.
Así que yo prefiero confiar en marcas ecológicas que a un
precio considerable me ofrecen aceite de argán de lo que yo hasta ahora creo
que es buena calidad.
Yo llevo desde hace un año utilizando el aceite de argán de
la marca Arganoil, cuyo único ingrediente es el aceite de argán.
No me salió
barato pero he de decir que un solo botecito dura muchísimo. Lo utilizo en las
arruguitas que van saliendo, en manchitas y mezclado con crema (Nivea, la de la
tapa azul, sin duda me parece la mejor crema para mezclar cualquier aceite)
para las estrías del pecho y de la cadera. Y sí, he de deciros que con
constancia he observado muy buenos resultados pero tampoco os penséis que es un
producto que borra cualquier tipo de imperfección, más bien las suaviza
dándoles un aspecto regenerado.
Sinceramente me gusta más su aplicación en el cuerpo que en
la cara pero para gustos colores. Así que no dudes en experimentar y en
descubrir los beneficios de este aceite milenario en tu piel o en tu cabello,
ya que aunque no soy muy amante de echarme aceite en el pelo, sus propiedades
también lo hacen un excelente serum de belleza de capilar que aporta
hidratación a los cabellos más deshidratados.